Morelia, Mich., a 04 de junio del 2018.- Una de las profesiones más ingratas es la de árbitro de futbol, porque al silbante se le culpa de todas las derrotas, se le estigmatiza siempre, y tiene en contra a jugadores, entrenadores, dueños de los equipos, aficionados y la mayoría de periodistas deportivos, locutores y comentaristas.
Y, sin embargo, abundan los hombres de bien que la ejercen religiosamente, que es decir con apego al respeto y a la honorabilidad, tal es el caso de Víctor Manuel Bucio Alcaraz, a mi parecer el mejor silbante de la temporada 2017-2018 de la Liga Municipal de Futbol Amateur Morelia.
La del silbante es una profesión peligrosa, porque los 22 jugadores tratan de engañarlo constantemente y si no lo logran lo hacen blanco de recordatorios maternos, ofensas, amenazas y, a veces, hasta de agresiones físicas, sobre todo en los llanos, en el amateurismo.
“Pero me gusta, me llena, me motiva. Espero los fines de semana con alegría, muy contento, porque sé que voy a pitar. El arbitraje es bonito, se vive intensamente, es como jugar el partido, así de emocionante”, precisa nuestro personaje de hoy.
La de árbitro es una profesión muy exigente, mal pagada y menospreciada por las mayorías, siendo que su función es impartir justicia con apego a estatutos y reglamentos, y velar porque el partido llegue a buen puerto sin que haya nada que lamentar.
“Arbitrar si ayuda a la economía familiar, pero es poco lo que nos pagan. Por pitar un partido recibo 145.00 pesos. Hay quienes pitan más los sábados y domingos, hasta siete, sobre todo en Infantiles; pero yo no, porque pitar en Primera Especial es muy pesado, desgastante”.
Por eso al árbitro también se le conoce como nazareno, porque siempre lleva las de perder, pero la suya también es una profesión apasionante, porque se es árbitro por gusto, placer, orgullo, pasión y convicción. No se puede ser silbante si no se está convencido de serlo.
“Yo tengo 13 años como árbitro, he pitado en Infantiles, Reserva, Primera y Primera Especial. Antes había una Comisión de Árbitros que era la que nos preparaba. Yo le entré porque desde niño soñaba con arbitrar partidos de futbol”, nos confió.
Bucio Alcaraz es un silbante sereno, que dialoga mucho con los futbolistas, que los conmina constantemente al juego limpio, que se mantiene siempre sereno, imparcial y juicioso. Sus decisiones suelen ser muy acertadas, por eso tiene ganado el respeto.
“Me gusta arbitrar por apoyar al deporte, porque jugar al futbol es bueno para la gente, le ayuda mucho. Soy árbitro del equipo Atrav, un club que tiene equipos de Tercera y Cuarta. Hoy día pito principalmente en Primera y en Primera Especial”.
Por ser como es y por ejercer su profesión de silbante, Víctor Manuel Bucio Alcaraz es de esos personajes respetables, honorables y ejemplares que abundan en las canchas de futbol de Morelia y del mundo, pero también de las que no se les da el reconocimiento que merecen. Honor para quien honor merece. Así sea.