Ciudad de México, a 11 de agosto del 2018.- Científicos de la Universidad de Michigan advirtieron que los altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera podrían reducir las propiedades medicinales de las plantas asclepias, las cuales protegen a las mariposas monarca de enfermedades.
Las hojas de dichas plantas contienen toxinas amargas que ayudan a las monarcas a protegerse de depredadores y parásitos, y la planta es el único alimento de las orugas de la monarca.
En un comunicado, la Universidad de Michigan informó que en la Estación Biológica de la institución se realizó un experimento de varios años en el que los investigadores cultivaron cuatro especies de la planta asclepias, con diferentes niveles de compuestos protectores (denominados cardenolides).
La mitad de las plantas fueron cultivadas bajo niveles normales de dióxido de carbono (CO2), mientras que la otra mitad fue "bañada", desde el amanecer hasta el anochecer, en casi el doble de esa cantidad.
Analizaron únicamente cómo los niveles elevados de dióxido de carbono alteran la química de las plantas y cómo esos cambios, a su vez, afectan las interacciones entre las monarcas y los parásitos.
El estudio mostró que la más protectora de las cuatro especies de asclepias, también conocida como algodoncillo, perdió sus propiedades medicinales cuando creció bajo niveles elevados de CO2, lo que provocó una fuerte disminución de la capacidad de la monarca de tolerar a un parásito común, así como una reducción de una semana de su vida útil.
El ecólogo de la Universidad de Michigan, Mark Hunter, coautor de la investigación que obtuvo financiamiento de la National Science Foundation, destacó la importancia de los hallazgos: “Si el dióxido de carbono elevado reduce la concentración de medicamentos en las plantas que utilizan las monarcas, podría estar cambiando la concentración de medicamentos para todos los animales que se automedican, incluidos los humanos”.
Leslie Decker, autora de la investigación que se publicó en la revista “Ecology Letters”, explicó que los resultados enfatizan que el cambio ambiental global puede influir en las interacciones parásito-huésped, a través de cambios en las propiedades medicinales de las plantas.
Decker dirigió la investigación para su disertación doctoral en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Michigan, y ahora es investigadora postdoctoral en la Universidad de Stanford.