Michoacán, a 1 de febrero 2024.- Kurhíkuaeri K’uínchekua, una de las celebraciones más representativas de la cultura purépecha, realizada con la finalidad de rescate y fortalecimiento. Una celebración que permite el reforzamiento de nuestra cultura, de nuestras raíces y nuestra identidad.
Un día o dos, antes del 31 –depende de la distancia- el Fuego Abuelo emprende un viaje a la que será la sede para su renovación. El Fuego Abuelo o Fuego Viejo es recibido en la comunidad sede el día 31 de enero para que así, el día 1 de febrero, se lleve a cabo la ceremonia de renovación a la que asisten visitantes de diferentes lugares, pero sobre todo y más importante, integrantes de comunidades purépechas de las cuatro diferentes regiones: Ribera del Lago, Meseta Purépecha, Cañada de los Once Pueblos y la Ciénega.
Esta celebración inicia con el movimiento de 10 jóvenes estudiantes del Programa de Formación Profesional Etnolingüística en el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL). Ellos comenzaron con el estudio de los fundamentos históricos, espirituales y simbólicos de esta ceremonia, y aunque en un principio no estaba clara la visión de lo que se esperaba y de lo que sería, se ha ido desarrollando y fortaleciendo con el pasar de los años.
La primera celebración de Kurhíkaueri K’uínchekua, se celebró el primero de febrero de 1983 en la comunidad de Tzintzuntzan, con un total de 50 personas que esperaban lograr el fortalecimiento de su cultura, sus raíces y su identidad, evitando desde ese día y hasta ahora, la folclorización de algo que para los purépechas es completamente sagrado.
Hay tres principios que rigen esta celebración y que se han cuidado a lo largo de los años, el primero de ellos es la No intromisión de partidos políticos, que más de alguna ocasión han intentado colgarse de las tradiciones indígenas para ganar simpatía a costa de ellos pero terminan por dejar de lado a las comunidades una vez que consiguen un lugar.
La No participación de religiones occidentales, al ser una celebración prehispánica, se evita la mezcla o la intromisión de estas.
La No intervención de instituciones gubernamentales o privadas, que va de la mano con el primer principio aquí señalado.
La celebración y ceremonia de Kurhíkuaeri K’uínchekua, o Fuego y Año Nuevo Purépecha, logra la recuperación de las raíces de las personas de esta cultura, da un sentido de pertenencia a una cultura que ha sobrevivido por años a todo lo que ha estado en contra de ellas, brinda un mensaje de identidad y orgullo frente al mundo mestizo
Además, funge o ayuda al rescate y fortalecimiento de la lengua.
Durante la celebración se evita el consumo de las bebidas alcohólicas o sustancias ilícitas, ya que es una ceremonia organizada con un año de anticipación por la comunidad sede, además de ser una ceremonia que exige el respeto de quienes asisten.
En esta celebración nos encontramos frente a la presencia de cuatro símbolos; el Fuego, la Piedra Calendario, la Bandera y la Lanza/ Bastón.
De acuerdo con algunos estudiosos pertenecientes a esta cultura, la celebración está relacionada con el solsticio de invierno, tiempo en el que los antiguos pueblos del hemisferio celebraban al dios Sol, además del ciclo agrícola.
Una celebración que permite el contacto con las regiones hermanas, que día con día luchan por la resistencia de una cultura que otros han intentado erradicar o minimizar.
Aunque la base de la celebración es la misma en cada una de las sedes, las actividades pudieran o no variar, dependiendo del lugar en el que se celebre. Las danzas de las diferentes comunidades de las cuatro regiones hace presencia durante el 1 de febrero, los alimentos que comparte la comunidad sede con los visitantes, y la xukuparakua o vestimenta de cada uno de los visitantes.
Durante la noche del primero de febrero se realiza la ceremonia de renovación del Fuego Nuevo, en donde se reparte ocote a todos los asistentes para de este modo, purificar el alma junto con el encendido del Ch’upiri Jimbani o Fuego Nuevo, y mientras el fuego se va compartiendo entre los asistentes, una persona se encuentra hablándole a todos en lengua purépecha, algo que también forma parte de esta celebración, ya que se evita el uso del español o castilla, por parte de los hablantes,
Al finalizar la ceremonia, se da a conocer el nombre de la comunidad que será la sede de Kuríkuaeri K’uínchekua el próximo año.
“Si dejara de hablar la lengua no dejaría de ser purépecha, porque el serlo no solo se encuentra en la lengua sino en lo que vestimos, la forma de vida, la comida y, sobre todo, en la sangre, no se puede dejar de ser purépecha si se nació purépecha”
Noé de la Luz, hablante de purépecha de la comunidad de Uricho.