Michoacán, 19 de julio del 2022.- Para que un pintor obtenga reconocimiento, prestigio y fama no basta con ser un muy buen artista.
Se ocupa más, mucho más, por ejemplo contar con la bendición papal, ser cuate de los que administran la cultura, pertenecer a una camarilla que quita y pone, encontrar un buen mecenas, caerle bien a los que abren y cierran las vitrinas nacionales e internacionales, ganarse la buena voluntad de los que están en la dirección de los grandes museos.
Pero abundan los pintores que son artistas, los que pertenecen al anónimo colectivo de las bellas artes, los que no dejan de crear aunque su obra no sea valorada, conocida y reconocida.
María Elena Caballero es una pintora que ha creado una pintura sólida, capaz de soportar el rigor crítico de los enterados, consistente, muy bien resuelta y artística.
Su obra cabe en distintos ismos, desde el realismo hasta al abstraccionismo, es decir que es capaz de transitar en cualquier sendero sin menoscabo de los valores de sus cuadros.
En la foto que acompaña esta entrega, vemos a la artista ante una de sus creaciones, en la cual partió del realismo y pasó por el expresionismo y desembocó en la abstracción.
Todo en un sólo cuadro, muy bien estructurado, cabalmente resuelto.
En él, la artista moreliana atisba en el sentimiento y nos la presenta en el rostro de una lugareña, a un costado de ella hay un cuadro (ventana) en donde María Elena Caballero transita y abandona la figura con un desparpajo que la muestra como una creadora sin límites que domina a la perfección los lenguajes de la línea y el color.
En suma, María Elena Caballero es de esas artistas sin blasones que, sin embargo, son dueñas de pinceles y espátulas de los que surgen obras de arte mayor, de las que hace poco pudimos disfrutar en la Sala Maestros Michoacanos de la Biblioteca Pública Central "Francisco J. Múgica". Así sea.








