Roma, Italia, 18 de abril de 2025. El papa Francisco no podrá asistir al viacrucis de este Viernes Santo en el Coliseo de Roma debido a su proceso de recuperación tras una infección respiratoria. Sin embargo, el pontífice ha dejado preparadas las meditaciones que se leerán durante el evento, en las cuales resalta que "la economía de Dios no mata ni aplasta".
Cabe destacar que el pontífice no estuvo presente en los dos años anteriores, debido a un clima extremadamente frío y a diversos problemas de salud, aunque en esos casos la ausencia fue anunciada a última hora. Esta vez, la falta de su presencia ya estaba contemplada, dado que aún se encuentra recuperándose de la enfermedad por la que estuvo hospitalizado durante 38 días en el hospital Gemelli de Roma.
"El camino hacia el Calvario transita por las calles de nuestra vida cotidiana. Señor, a menudo nos dirigimos en sentido contrario al tuyo. Precisamente es en ese contraste que podemos encontrarnos con tu rostro, cruzarnos con tu mirada", es parte de las meditaciones del viacrucis que serán presididas en esta ocasión por el cardenal Baldassare Reina, vicario de Roma y delegado del Papa.
A lo largo de las 14 estaciones que narran la Pasión de Cristo, Francisco invita a reflexionar sobre el abrazo de "la economía de Dios", que se distingue por no destruir, ni rechazar, ni oprimir, sino por ser humilde y fiel a la tierra.
El Papa también critica el modelo económico "inhumano" en el que "noventa y nueve valen más que uno", un sistema caracterizado por cálculos fríos, algoritmos y una lógica implacable de intereses.
En cada estación del Via Crucis, el papa acompaña las meditaciones con oraciones, algunas de las cuales piden fuerza para desafiar una "economía que mata" o claman por aquellos que se encuentran en las fronteras, sintiendo que su viaje ha llegado a su fin.
En una de estas oraciones, Francisco pide por la paz en la Iglesia: "Concede a tu Iglesia paz y unidad, Señor Jesús, que llevas las heridas de nuestra historia. Concede a tu Iglesia paz y unidad, Señor Jesús, que conoces la fragilidad de nuestro amor".
En la última estación, el líder religioso dedica una plegaria por la paz en todas las naciones: "Que venga tu paz para la tierra, el aire y el agua. Que venga tu paz para los justos y los injustos. Que venga tu paz para aquellos que son invisibles y carecen de voz. Que venga tu paz para quienes no tienen poder ni dinero. Que venga tu paz para aquellos que esperan un renacer justo".
Finalmente, en la invocación final, el papa Francisco cita las palabras de San Francisco, pidiendo el "don de la conversión del corazón".