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MensajearCiudad de México, a 16 de octubre de 2024.- Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante la presidencia de Felipe Calderón (2006-2012), fue alguna vez considerado el principal artífice de la guerra contra el narcotráfico en México. Sin embargo, su caída en desgracia comenzó con su arresto en 2019 en Estados Unidos, donde fue acusado de proteger a cárteles y facilitar el tráfico de drogas. Este 16 de octubre fue condenado a 38 años de prisión por cargos de narcotráfico, tras ser declarado culpable de colaborar con el Cártel de Sinaloa y otros grupos criminales.
De héroe de la seguridad a protector del crimen organizado
García Luna construyó su carrera en las instituciones de seguridad mexicanas, escalando posiciones en la Policía Federal y convirtiéndose en una figura central en la estrategia de combate al crimen organizado. Bajo el gobierno de Calderón, encabezó una ofensiva que buscaba debilitar a los cárteles mediante el uso de fuerzas federales, militarizando la lucha contra las drogas. Sin embargo, testimonios de altos mandos del narcotráfico y exfuncionarios revelaron que, durante su mandato, García Luna mantenía estrechos vínculos con los mismos cárteles que debía combatir, particularmente con el Cártel de Sinaloa, dirigido por Joaquín "El Chapo" Guzmán.
Los testimonios presentados durante su juicio en la corte de Brooklyn señalaron que García Luna recibía sobornos millonarios a cambio de proteger las operaciones del Cártel de Sinaloa, garantizar la seguridad de sus líderes y permitir el paso de grandes cargamentos de cocaína hacia Estados Unidos. Entre los testimonios más contundentes estuvo el de Jesús "El Rey" Zambada, hermano de Ismael "El Mayo" Zambada, quien aseguró que entregó personalmente millones de dólares en maletines a García Luna a cambio de su colaboración.
Un juicio histórico que expuso la corrupción en las más altas esferas
El juicio contra García Luna en Estados Unidos representó un momento histórico, ya que es el funcionario mexicano de más alto rango en ser juzgado y condenado por narcotráfico en ese país. El proceso, que culminó en febrero de 2023 con un veredicto de culpabilidad, puso en evidencia la profunda infiltración del crimen organizado en las instituciones de seguridad mexicanas. Además, cuestionó la efectividad y legitimidad de la llamada "guerra contra el narcotráfico" que se emprendió en México desde 2006, una estrategia que dejó miles de muertos y desaparecidos.
Durante el juicio, la defensa de García Luna argumentó que los testimonios en su contra provenían de narcotraficantes que buscaban reducir sus propias sentencias, pero las pruebas presentadas, que incluyeron comunicaciones interceptadas y registros financieros, fueron determinantes para que el jurado lo encontrara culpable. A pesar de las acusaciones de corrupción, García Luna se había mantenido como una figura intocable en México, incluso tras el final del gobierno de Calderón, desempeñando roles en empresas de seguridad privada en Estados Unidos hasta su arresto.
Implicaciones para la política y la seguridad en México
La condena de García Luna no solo es un golpe para su reputación, sino también para la percepción de la lucha contra el narcotráfico en México. La sentencia revela las dificultades de combatir al crimen organizado cuando este se infiltra en los niveles más altos del gobierno. La cooperación entre México y Estados Unidos en materia de seguridad también ha sido puesta en entredicho, ya que las autoridades mexicanas negaron durante años la existencia de evidencias en contra de García Luna.
