Paloma Palomares, incongruencia política

Morelia, mich; 15 de junio de 2018. - Quien se arropa bajo los colores, preceptos y lineamientos de un partido político para buscar un cargo de elección popular, un obsequio plurinominal, posiciones gubernamentales privilegiadas y hasta un hueso cualquiera, adquiere la obligación de regirse bajo los lineamientos de aquel instituto político, ser leal a sus directrices y fiel a sus correligionarios, de lo contrario estará traicionando y traicionándose.

Empero abundan hoy día los candidatos que al visualizar un muy posible triunfo de alguno de sus contendientes, se hunden en la desesperación y prometen hasta aquello que va en contra de quienes los han apoyado decididamente, dejando ver una irracionalidad política que los hace indignos de representar al partido que los postula y del voto de la ciudadanía que busca convencer.

Lamentablemente para el pueblo mexicano son mayoría, en la hora actual, los candidatos y candidatas sin arraigo partidista, sin fortalezas ideológicas y sin el más mínimo asomo de esa moral política que debería ser la punta de lanza de sus más legítimas presunciones e incuestionables orgullos.

Hay en el horizonte nacional casos tan contundentes al respecto, como el de la priista Paloma Palomares, candidata a diputada local por el Distrito XII de Michoacán, quien en sus ansias de poder se ha manifestado abiertamente en contra del ideario y las campañas de políticos de su mismo partido como Antonio Ixtláhuac, aspirante a senador, y Wilfrido Lázaro Medina, aspirante a diputado federal, al asumirse públicamente animalista, siendo que ellos se comprometieron a defender la fiesta brava, las peleas de gallos y los jaripeos.

El deseo de alcanzar una curul en el Congreso del Estado ha provocado que la candidata  en cuestión pierda el piso y se lance en contra hasta de su propia suplente, Ana María Vizcaíno Tapia, figura prominente de una familia de acendrada cultura taurina, defensora de la fiesta brava, criadora de toros de lidia, quien fuera dirigente de la Asociación Ganadera de Zinapécuaro, juez en la Plaza de Toros David Liceaga, participante en el Desfile por la Defensa de las Tradiciones Mexicanas realizado en contra de la iniciativa que buscaba prohibir las actividades, fiestas y tradiciones en las que se usan gallos, toros y caballos.

Si y de por sí se veían muy remotas las probabilidades de que Paloma Palomares pudiera ganar las elecciones, ahora mucho más porque su posición políticamente incorrecta podría provocarle una reacción negativa en cadena, no sólo por parte de ganaderos, taurinos, galleros, jaripelleros y charros, sino también de la dirigencia de su partido, lo que prácticamente le estaría augurando una sonora derrota.

Y si para nadie es desconocido que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pasa por los peores momentos de credibilidad en toda su historia, realidad que lo obliga a mostrar músculo, ofertar certidumbre, congruencia y proyectos viables en beneficio de las mayorías, no es con candidaturas que contradicen sus preceptos, a sus dirigentes, a sus correligionarios y a otros candidatos de la misma bandera como podrá verse beneficiado.

Pronto, muy pronto será primero de julio, fecha en la que Paloma Palomares será juzgada en las urnas, pero antes la ganadera Ana María Vizcaíno deberá fijar clara, contundente y congruentemente su postura al respecto, porque en ello le va el dejarse ver como una política fiel a su idiosincrasia, leal a su partido y a toda esa gente que ha representado.

Porque contrariamente a lo que se cree, hogaño la ciudadanía está muy atenta al comportamiento de los políticos, a los candidatos, a los gobernantes y a toda aquella persona que aspira a cargos de elección popular. México es otro, los mexicanos lo demostrarán en las próximas elecciones, únicas encuestas que valen y determinan. Tiempo al tiempo que el tiempo vuela. Así sea.