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MensajearCiudad de México, a 6 de septiembre de 2024.- El Departamento del Trabajo de los Estados Unidos informó que en México, 30 mil niños trabajan para el crimen organizado, sirviendo para tareas tan diversas como la siembra de droga, el narcotráfico y hasta para cometer asesinatos.
En el informe intitulado “Hallazgo de las peores formas de trabajo infantil", el Departamento del Trabajo reconoció que en 2023, México hizo avances significativos en la lucha contra el trabajo infantil, aunque estos siguen siendo insuficientes.
Mientras que un amplio sector de la niñez de 5 a 17 años de edad es ocupada como fuerza laboral informal para trabajos como la construcción o labores del campo, 30 mil niños trabajan activamente para el crimen organizado.
Estos menores, que deberían estar jugando o estudiando, se ven obligados a realizar tareas peligrosas como llevar a cabo asesinatos, actuar como vigías (“halcones”) o participar en la producción, transporte y venta de drogas, incluida la cosecha de amapolas para la producción de opio y heroína. Esta situación es especialmente alarmante en zonas rurales y comunidades marginadas, donde la pobreza y la falta de oportunidades los hacen vulnerables a caer en las manos de estos grupos.
Los niños indígenas, afrodescendientes, migrantes y refugiados son particularmente susceptibles a ser captados por el crimen organizado. Estos menores, que a menudo enfrentan condiciones de extrema pobreza, discriminación y acceso limitado a la educación y servicios de protección, son presa fácil para las redes criminales. Las niñas, en particular, sufren una doble vulnerabilidad: además de ser explotadas laboralmente, representan el 80% de las víctimas de explotación sexual comercial en el país.
La explotación infantil en México no se limita al crimen organizado. Muchos niños trabajan en condiciones peligrosas en la agricultura, especialmente en la producción de chiles, café, caña de azúcar y tomates. Además, en las calles de las ciudades y en la frontera con Guatemala, los menores son obligados a mendigar y vender productos, exponiéndolos a situaciones de riesgo extremo.
A pesar de los avances en políticas y regulaciones, como la prohibición de la importación de bienes producidos mediante trabajo infantil forzoso en cumplimiento con el Capítulo Laboral del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá, la realidad en el terreno sigue siendo alarmante. La falta de una implementación efectiva y la debilidad en los sistemas de protección social continúan dejando a miles de niños a merced del trabajo infantil y la explotación, concluye el informe.
